ENSEÑANZA: CUANDO MENOS ES MÁS
Por Hoenir Sarthou
Hace pocos días, una experimentada docente de secundaria, que ha ocupado cargos de jerarquía en el sistema educativo, me dijo con tono de desesperación: “Debería haber una ley, una regla, algo que dijera que no puede haber ningún chiquilín sin profesor. Todo lo demás se puede discutir y quién sabe si nos ponemos de acuerdo, pero lo que no puede pasar es que los chiquilines queden en banda porque no les nombraron un profesor, o porque pidió licencia, o simplemente faltó.”.
A los pocos días de esa conversación, se produjo lo que alguna prensa ha llamado “reunión cumbre de educación”, en realidad una reunión de integrantes del Poder Ejecutivo (presidente de la República y ministro de Educación y Cultura incluidos) con las autoridades de las distintas ramas de la enseñanza pública.
Los motivos de la “cumbre” son obvios. Las pruebas “Pisa” han puesto en evidencia lo que algunos docentes y padres de alumnos venimos notando desde hace tiempo: que la enseñanza anda mal, que especialmente la enseñanza secundaria anda horrible, que ha bajado el nivel educativo y el docente, que el desorden administrativo contribuye al mal funcionamiento del sistema y que el bajo rendimiento y la deserción de los alumnos comprometen seriamente nuestro futuro como sociedad.
Es lamentable que necesitemos pruebas hechas con estándares internacionales para admitir lo que rompe los ojos a cualquiera que tenga un hijo, un nieto, o un sobrino en edad liceal. Pero la “uruguayez” parece acarrear un cierto rasgo de hipocresía, ¡qué se le va a hacer!
Lo cierto es que ahora todo el país admite que la enseñanza está en crisis y se rasga las vestiduras por ello. Más vale tarde que nunca.
Las pruebas “Pisa” produjeron otros efectos insólitos, como la propuesta del consejero Guasco, integrante del Consejo de Secundaria electo por los docentes, de cerrar los liceos durante un año para reorganizarlos. ¿Se imaginará el consejero Guasco lo que ocurriría si todos los alumnos liceales quedaran durante un año en la calle? Para que el disparate fuera completo, hubo un comunicado de FENAPES (federación de profesores de enseñanza secundaria) en apoyo a Guasco.
La reunión “cumbre” concluyó –según declaraciones de varios de sus partícipes- con una serie de elevados y vagos propósitos. “Universalizar la enseñanza”, “dar educación de calidad”, “vincularla al mundo del trabajo”, “reformar los programas para adecuarlos a la realidad”, “elevar el nivel de formación docente” y “crear modelos de enseñanza participativa” son algunos de esos propósitos.
Esas declaraciones oficiales se suman a una serie de propuestas que circulan en ámbitos docentes y políticos: “descentralizar la administración de los centros de estudio”, “dar educación diferencial según la situación social del barrio en que el centro educativo se inserta”, etc.. Los responsables de algunos centros educativos privados, en especial católicos, han vuelto a la carga con el llamado “bono educación” (o modelo Fonasa), consistente en que el Estado entregue a los padres la suma que gastaría en educar a cada chiquilín, para qué aquellos elijan a qué centro de estudio (seguramente privado) enviarlo.
No es que todas esas propuestas (y otras posibles) sean malas. Tal vez muchas sean muy buenas. El problema es que no hay consenso sobre ellas. ¿Qué significa “educación de calidad”? ¿Qué significa “adecuar la educación al mundo del trabajo”? ¿Qué significa “crear un modelo de educación participativa”? Son palabras seductoras, pero cada una de ellas entraña contradicciones teóricas e infinitas polémicas. Y, mientras debatimos todo eso, gana la inercia. Seguiremos lanzando a la sociedad nuevas camadas de gurises que no entienden lo que leen, que no saben hacer una cuenta y que no manejan el pensamiento lógico indispensable para resolver cualquier situación de la vida (no lo digo yo, sino los resultados de las pruebas “Pisa”).
Después de oír las conclusiones de la “cumbre”, la propuesta de Guasco, el comunicado de Fenapes y el concierto de expertos y políticos que pontifican sobre cómo salvar a la educación, recordé a la experimentada (por no decir “cascoteada”) docente de la que hablé al principio: “debería haber una ley, una regla, algo que dijera que no puede haber ningún chiquilín sin profesor”.
En secundaria –que es el punto más crítico de nuestro sistema de enseñanza- todos los años se realiza el ritual de la “elección de horas docentes”. Miles de horas de clase son ofrecidas a distintas listas de profesores que eligen el liceo y el horario en que trabajarán. En esa elección, los profesores con más puntaje, básicamente los más viejos, tienen derecho a elegir primero. Eligen los liceos más cómodos y menos problemáticos. Acaparan incluso horas que nunca dictarán, porque optarán por cargos de formación docente o serán contratados por liceos privados. Mientras tanto, los docentes más jóvenes y con menor puntaje deben esperar, sin saber en qué liceo trabajarán o incluso si quedarán sin trabajo porque las horas de su materia fueron elegidas por docentes efectivos, más viejos o con mayor puntaje.
Estamos tan acostumbrados a ese mecanismo que no reparamos en que no existe en ningún otro lugar de trabajo, ni público ni privado, ni nacional ni extranjero.
¿Qué organización puede funcionar si la mayor parte de su personal –incluido el director- probablemente ya no esté allí el año siguiente ? ¿Cómo aprovechar el conocimiento de los alumnos que un profesor va logrando durante el año? ¿De qué manera planificar el trabajo? ¿Cómo establecer las confianzas y las lealtades para trabajar en equipo? ¿Cómo evaluar qué anduvo bien y qué funcionó mal? ¿Cómo preservar lo bueno y cambiar lo malo si cada año “se baraja y se da de nuevo”?
La “elección de horas” contribuye a la falta de afecto y compromiso que reina en los liceos, al impedir que en cada uno se forme un equipo estable de trabajo. Por otra parte, determina que cada año queden grupos enteros de alumnos sin docentes durante meses, porque no se los designó, o porque no aceptaron el cargo, o por errores burocráticos. Además, el revuelo de la elección impide también convocar a suplentes cuando por alguna razón los titulares no pueden desempeñar el cargo. Para terminar, genera la inestabilidad laboral de los profesores interinos, más jóvenes o con menor puntaje. En síntesis: un desastre, sin un solo aspecto favorable, salvo la comodidad de los profesores viejos que cada año aspiran a elegir las horas y liceos que más les convengan
Lo increíble es que ninguna ley obliga a hacer la elección de horas. Es una práctica respaldada a lo sumo por algún reglamento, que podría ser cambiado en cualquier momento por el Consejo de Secundaria o por el Codicen.
Más increíble aun es que los sindicatos docentes se hayan opuesto sistemáticamente a cambiar el sistema. No hay precedentes de que un sindicato defienda un mecanismo que asegura la inestabilidad laboral de sus afiliados.
Si el Consejo de Secundaria o el Codicen resolvieran no hacer elección de horas este año y, con los ajustes necesarios, dispusieran que todos los cargos docentes siguieran ocupados por quienes los desempeñaron en el 2010, estarían haciendo un cambio muy saludable para la educación. Un cambio que no requiere ley y que no cuesta un peso.
Es cierto que la medida puede provocar conflictos sindicales. Pero sin duda la mayoría de la población entendería que se está haciendo por fin lo correcto.
Es cierto que todavía quedaría mucha cosa para discutir y cambiar en la educación. Pero se estaría estableciendo el orden mínimo para que otros cambios fueran posibles.
1 comentario:
Leí algo de su página: en algunos temas estoy de acuerdo y, en otros, no tanto.
Por ejemplo, en la designación de los docentes. Nadie falta al liceo por puro placer. Este año 2011, la designación en TODAS las asignaturas, es un CAOS. Los profesores de Formación docente toman horas en Secundaria, a sabiendas que JAMÁS van a asistir, sino que, al llamado de IFD, las descargan en suplencias.
Esta va a ser una de las principales causas por las cuales los muchachos empiecen el año SIN DOCENTES.
Es decir: más de la mitad de los interinos no han elegido porque NO HAY HORAS.
No está permitido "copar" un grupo para dar clase: 1º ese grupo debe figurar como vacante, luego aparecerá el docente interesado para ser designado.
En algunas asignaturas no hay llamado hasta después del 11/03, habiendo horas vacantes, se puede comprobar visitando la pagina del CES...Es decir, los cursos deberían comenzar el 14/03...Saquemos cuentas...
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