jueves, abril 07, 2011

*LA AVENTURA DEL* CONOCIMIENTO Y EL APRENDIZAJE, según DOLINA

Nos envía María Elisa :

el "Doli" es mi ídolo y suscribo totalmente esta línea de pensamiento, por eso lo comparto con quienes me importan. beso!
Maria Elisa.

.
LA AVENTURA DEL CONOCIMIENTO Y EL APRENDIZAJE
>
> La velocidad nos ayuda a apurar los tragos amargos. Pero esto no significa
> que siempre debamos ser veloces. En los buenos momentos de la vida, más bien
> conviene demorarse. Tal parece que para vivir sabiamente hay que tener más
> de una velocidad. Premura en lo que molesta, lentitud en lo que es
> placentero. Entre las cosas que parecen acelerarse figura
> -inexplicablemente- la adquisición de conocimientos.
>
> En los últimos años han aparecido en nuestro medio numerosos institutos y
> establecimientos que enseñan cosas con toda rapidez: "....haga el
> bachillerato en 6 meses, vuélvase perito mercantil en 3 semanas, avívese de
> golpe en 5 días, alcance el doctorado en 10 minutos....."
> Quizá se supriman algunos... detalles. ¿Qué detalles? Desconfío. Yo he
> pasado 7 años de mi vida en la escuela primaria, 5 en el colegio secundario
> y 4 en la universidad. A pesar de que he malgastado algunas horas tirando
> tinteros al aire, fumando en el baño o haciendo rimas chuscas.
> Y no creo que ningún genio recorra en un ratito el camino que a mí me llevó
> decenios.
>
> ¿Por qué florecen estos apurones educativos? Quizá por el ansia de
> recompensa inmediata que tiene la gente. A nadie le gusta esperar. Todos
> quieren cosechar, aún sin haber sembrado. Es una lamentable característica
> que viene acompañando a los hombres desde hace milenios.
> A causa de este sentimiento algunos se hacen chorros. Otros abandonan la
> ingeniería para levantar quiniela. Otros se resisten a leer las historietas
> que continúan en el próximo número. Por esta misma ansiedad es que tienen
> éxito las novelas cortas, los teleteatros unitarios, los copetines al paso,
> las "señoritas livianas", los concursos de cantores, los libros condensados,
> las máquinas de tejer, las licuadoras y en general, todo aquello que ahorre
> la espera y nos permita recibir mucho entregando poco.
> Todos nosotros habremos conocido un número prodigioso de sujetos que
> quisieran ser ingenieros, pero no soportan las funciones trigonométricas. O
> que se mueren por tocar la guitarra, pero no están dispuestos a perder un
> segundo en el solfeo. O que le hubiera encantado leer a Dostoievsky, pero
> les parecen muy extensos sus libros.
> Lo que en realidad quieren estos sujetos es disfrutar de los beneficios de
> cada una de esas actividades, sin pagar nada a cambio.
>
> Quieren el prestigio y la guita que ganan los ingenieros, sin pasar por las
> fatigas del estudio. Quieren sorprender a sus amigos tocando "Desde el Alma"
> sin conocer la escala de si menor. Quieren darse aires de conocedores de
> literatura rusa sin haber abierto jamás un libro.
> Tales actitudes no deben ser alentadas, me parece. Y sin embargo eso es
> precisamente lo que hacen los anuncios de los cursos acelerados de cualquier
> cosa.
> Emprenda una carrera corta. Triunfe rápidamente.
> Gane mucho "vento" sin esfuerzo alguno.
> No me gusta. No me gusta que se fomente el deseo de obtener mucho entregando
> poco. Y menos me gusta que se deje caer la idea de que el conocimiento es
> algo tedioso y poco deseable.
> ¡No señores: aprender es hermoso y lleva la vida entera!
>
> El que verdaderamente tiene vocación de guitarrista jamás preguntará en
> cuanto tiempo alcanzará a acompañar la zamba de Vargas. "Nunca termina uno
> de aprender" reza un viejo y amable lugar común. Y es cierto, caballeros, es cierto.

> *Los cursos que no se dictan*: Aquí conviene puntualizar algunas
> excepciones. No todas las disciplinas son de aprendizaje grato, y en alguna
> de ellas valdría la pena una aceleración. Hay cosas que deberían aprenderse
> en un instante. El olvido, sin ir más lejos. He conocido señores que han
> penado durante largos años tratando de olvidar a damas de poca monta (es un
> decir). Y he visto a muchos doctos varones darse a la bebida por culpa de
> señoritas que no valían ni el precio del primer Campari. Para esta gente
> sería bueno dictar cursos de olvido. "Olvide hoy, pague mañana". Así
> terminaríamos con tanta canalla inolvidable que anda dando vueltas por el
> alma de la buena gente.
> Otro curso muy indicado sería el de humildad. Habitualmente se necesitan
> largas décadas de desengaños, frustraciones y fracasos para que un señor
> soberbio entienda que no es tan pícaro como él supone. Todos -el soberbio y
> sus víctimas- podrían ahorrarse centenares de episodios insoportables con un
> buen sistema de humillación instantánea.
> Hay -además- cursos acelerados que tienen una efectividad probada a lo largo
> de los siglos. Tal es el caso de los "sistemas para enseñar lo que es
> bueno", "a respetar, quién es uno", etc.
> Todos estos cursos comienzan con la frase "Yo te voy a enseñar" y terminan
> con un castañazo. Son rápidos, efectivos y terminantes.
>
> *Elogio de la ignorancia*: Las carreras cortas y los cursillos que hemos
> venido denostando a lo largo de este opúsculo tienen su utilidad, no lo
> niego. Todos sabemos que hay muchos que han perdido el tren de la
> ilustración y no por negligencia. Todos tienen derecho a recuperar el tiempo
> perdido. Y la ignorancia es demasiado castigo para quienes tenían que
> laburar mientras uno estudiaba.
> Pero los otros, los buscadores de éxito fácil y rápido, no merecen la
> preocupación de nadie. Todo tiene su costo y el que no quiere afrontarlo es
> un garronero de la vida.
> De manera que aquel que no se sienta con ánimo de vivir la maravillosa
> aventura de aprender, es mejor que no aprenda.
>
> Yo propongo a todos los amantes sinceros del conocimiento el establecimiento
> de cursos prolongadísimos, con anuncios en todos los periódicos y en las
> estaciones del subterráneo:
> *"Aprenda a tocar la flauta en 100 años".
> "Aprenda a vivir durante toda la vida".
> "Aprenda. No le prometemos nada, ni el éxito, ni la felicidad, ni el dinero.
> Ni siquiera la sabiduría. Tan solo los deliciosos sobresaltos del
> aprendizaje". *
>
>
> *ALEJANDRO DOLINA*

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