Una crisis de identidad
Entrevista para La Diaria de Carolina Porley a Juan Carlos Tudesco*, investigador en el área de la educación y ex ministro de Educación de Argentina.
Para Tedesco la educación media está en crisis en toda la región. Entre otras causas, señala que hay un problema en cómo se enseña. Sostiene que el currículum tiene que ser integral pero no enciclopédico y que la clave es trasmitir el oficio de aprender.
¿Cómo ve la situación de la educación media en Uruguay con relación a la región?
Existe un gran consenso en reconocer que la educación media es el nivel que está pasando por una crisis muy profunda en toda la región. Hay una crisis de identidad ya que la educación media tradicional fue diseñada y valorada como preparación para la universidad.
En realidad tiene que preparar para continuar los estudios pero también tiene que preparar para el ejercicio de la ciudadanía. Con el avance del conocimiento no alcanza con la primaria en esto. Por eso hay una tendencia muy fuerte en América Latina (lo han hecho Argentina y Uruguay) de instalar la obligatoriedad de la secundaria completa. Todos los estudios están mostrando que sin la secundaria terminada, las posibilidades de caer en condiciones de pobreza y de exclusión y de encontrar grandes dificultades para acceder al mercado del trabajo son muy grandes. Poner como umbral, o piso educativo mínimo, la secundaria completa implica cambios curriculares, institucionales y culturales. Todos los países están ensayando, probando.
En Uruguay ha habido avances en los planos económico, social y político que no son acompañados por avances en educación. En otros países que enfrentan grandes problemas de pobreza se razona que con los índices de exclusión existentes no se puede esperar que los chicos vayan al secundario. En Uruguay esto no se puede decir.
Todas las iniciativas que están poniendo en marcha las autoridades uruguayas tienen un carácter experimental, con mecanismos de evaluación, lo que me parece fundamental. Efectivamente no hay una única respuesta al problema. La clave es saber manejar la tensión entre diversidad y homogeneidad, entre fragmentación y unidad.
Si uno tiende mucho a la diversidad mantiene la fragmentación, la de-sigualdad, las diferencias. Si apostamos a un modelo único, los que no se adaptan a él van a fracasar. Y eso hay que tenerlo muy presente en el diseño y aplicación de políticas públicas. Hay que reconocer la diversidad en el punto de partida pero saber que tenemos que llegar a resultados iguales o parecidos en todos los casos.
Me parece importante el esfuerzo aquí de alcanzar un acuerdo multipartidario y clave proyectar esto como un tema de debate público que no compete sólo a los educadores.
Decía que la redefinición de la educación media, su obligatoriedad en sí misma, más allá de la continuidad de los estudios, pasa por una reformulación curricular. ¿Qué tipo de cambios cree necesarios?
Al terminar el secundario los jóvenes tienen que saber qué quieren hacer, cuál va a ser su proyecto de vida. Van a seguir estudiando, no van a seguir estudiando, en qué quieren trabajar. Para saberlo tienen que conocerse. En qué soy bueno, qué me gusta. Y para eso tengo que hacer experiencias de aprendizaje en todas las dimensiones. Por eso un currículum tiene que ser integral. Esto no quiere decir enciclopédico. Pero tengo que tener oportunidades de aprendizaje en ciencias, en artes, en deportes, en ciencias sociales.
De este modo el joven puede tener acceso al mínimo de competencias en cada uno de esos dominios. Esas competencias le van a hacer falta además como ciudadano. Hoy tenemos un problema cultural muy fuerte que es la tendencia al corto plazo: todo aquí y ahora. La dificultad de proyectarse en el futuro.
Es muy importante en esto la organización institucional de la secundaria, que no puede estar basada en el aula como unidad de desempeño y en la asignatura como unidad de identidad del profesor. Los docentes son profesores de una materia, no son profesores de un centro educativo. Esto más allá de la concentración de los docentes en un liceo. Cambiar esa realidad es difícil.
En Argentina en realidad tenemos una gran concentración de docentes en un centro educativo, salvo aquellos cuya asignatura tiene muy pocas horas. Sin embargo tienen mentalidad de profesores taxi. Su cultura profesional es que ellos son profesores de la materia, no de la escuela. No trabajan en equipo con el resto de los profesores, no hay tampoco en el diseño de la institución nada que promueva ese tipo de trabajo en equipo, de horas institucionales, donde los profesores se dediquen a discutir, a analizar el desempeño de los alumnos. En este punto, en la organización institucional, se juega mucho la suerte de secundaria.
Creo que lo primero que tenemos que resolver es qué hacemos con los docentes. Tenemos que pensar en el equipo docente de una institución y no en el docente individual.
En Uruguay se discute la reforma curricular de la secundaria básica incorporándole componentes de educación técnica, no de oficios, pero sí recogiendo la tradición de la formación técnico-profesional. ¿Cómo ve esa iniciativa?
Formar para el trabajo no es formar para un oficio. Creo que la secundaria lo que tiene que enseñar es el oficio de aprender. No es que con lo que aprendió en la secundaria se las va a arreglar. Y esa es la tarea del docente: trasmitir el oficio de aprender. Y para eso hay que hacer reflexionar al alumno sobre qué operaciones cognitivas está utilizando. No son las mismas si yo aprendo música, física o historia.
Esa reflexión es lo central. No es sólo la información. Es ir más allá. Por eso muchos hablan del meta currículum: tener conocimiento sobre los conocimientos. No me alcanza con tener la información, porque eso va a cambiar. Esa es una de las discusiones actuales en la didáctica y que ha llevado a revisar algunos conceptos pedagógicos que todos teníamos muy firmes. Todos los docentes dicen que aprender de memoria está mal. Ahora, si yo logro ver el lugar que la memorización tiene en el proceso de aprender el oficio de aprender, me doy cuenta de que puede ser muy útil. Los que aprenden música y deporte lo saben muy bien. ¿Cuántas horas de repetición tienen que tener para que les salga un ejercicio o una pieza musical para que luego, a partir de ahí, pueda ser creativo con una partitura o hacer jugadas en un partido? No hay contradicción entre ser repetitivo y ser creativo.
Una de las cosas que más sorprende en Uruguay es que, además de tener un bajo egreso en educación media, si se ve la situación por nivel socioeconómico, los porcentajes son bajos entre los más pobres ?lo que puede relacionarse con las condicionantes socioeconómicas? pero también en los sectores medios?
Hay que ver cómo se hace la definición y clasificación de los sectores medios. La crisis económica que vivimos hace unos años aumentó la polarización social. En Argentina en 2001 tuvimos el 60 por ciento de la población en condición de pobreza. Seguramente hoy consideramos clase media a familias que eran pobres hace unos años. No todas las familias que tienen una casa propia son clase media. Si uno mira eso, pero también mira los niveles de ingresos y el máximo nivel educativo alcanzado por el hogar, vemos el fenómeno oscilante de la clase media.
En Argentina es interesante ver cómo cuando se salió de la crisis aumentó la deserción en educación media, lo contrario a lo que podría suponerse. Eso es porque aumentaron las posibilidades laborales. Entonces cuando la familia no está tan bien como para no necesitar que el hijo trabaje, el costo de oportunidad de educarse es alto. Cuando no hay trabajo, la escuela es la única opción, entonces el costo de educarse es barato. Ahora, cuando aparece el trabajo, paradójicamente, sucede al revés.
¿Cómo ve las propuestas de dar más autonomía a los liceos?
Está bien, pero autonomía con ciertas orientaciones. La administración central no puede delegar la gestión sin antes fijar los objetivos, sin evaluar, sin monitorear y ver si los objetivos se están cumpliendo, y donde no se están cumpliendo intervenir. Hay que tener además una muy fuerte capacidad para compensar desigualdades. Porque si damos autonomía nada más, perpetuamos la desigualdad.
A aquellos centros que tienen capacidad de proyectar les va a ir bien, y a los otros mal. El riesgo es que si no tengo una administración central fuerte aumento la fragmentación. En algunos países de América Latina que han avanzado en esa línea de descentralización sin una administración central fuerte, les ha aumentado la desigualdad.
* Ex ministro de Educación de Cristina Fernández (2007-2009). Tedesco es docente de varias universidades argentinas y ha dirigido la Oficina de Educación de unesco. Algunas de sus últimas publicaciones son ?Una nueva oportunidad: el rol de la educación en el desarrollo de América Latina? y ?El nuevo pacto educativo: Educación, competitividad y ciudadanía en la sociedad moderna?. La semana pasada estuvo en Montevideo como relator del taller sobre educación media básica organizado por unicef (véase Brecha, 8-IV-11).
Publicado el Martes 19 de Abril de 2011
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