En las últimas semanas se ha renovado la polémica sobre los uniformes en los liceos. Polémica vieja, que nos tuvo a muchos padres cuando eramos estudiantes, en contra del uso del uniforme, porque eran épocas de dictadura y se veía como obligación. El propio uso del uniforme en aquellos años, así como el pelo recortado, la ausencia de barba y las polleras por debajo de las rodillas nos traen a muchos padres recuerdos de resistencias, de rechazo por aquellos buzos escote en V, corbatas rojas o bordó y pantalones de franela gris.
El retorno a la democracia volvió con la alegría de poder usar cualquier indumentaria. Sin embargo a la distancia, reconocemos que no todos veían en el uniforme a la falta de libertad, sino por el contrario, una prenda cómoda, sencilla, que mostraba la pertenencia e igualaba a todos.
Hoy se suma a esta reflexión el hecho de que es razonable pensar que sería una importante ayuda en los liceos grandes a la seguridad del alumnado y de los docentes y funcionarios que trabajan en el centro de estudios. El control de personas ajenas al centro se facilita con la existencia del uniforme.
En este caso, el uniforme colabora en crear dentro del liceo un espacio de libertad y de seguridad.
El tema admite las dos campanas.
Parecería que las autoridades de Secundaria han optado por dar bastante libertad a las Direcciones de cada centro de estudios para definir con alumnos y padres las características del uniforme a usar o incluso, la posibildad de no contar con uniforme en absoluto, por la vía de no hacer cumplir una normativa existente, o de hacerla cumplir con mayor rigor.
Podemos abrir este debate para conocer las opiniones de los padres que nos leen. En el campo al costado se puede votar y en los comentarios podemos conocer más detalles de las posiciones de cada uno frente a este tema, o las preguntas y dudas que surjen.
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