jueves, julio 17, 2008

Preguntas básicas sobre Educación

Dice Ruben,
"Dice Adriana muy bien que tendríamos que ponernos de acuerdo sobre qué educación queremos y para qué.
Bueno, en realidad tal vez sea útil dar un paso más atrás y empezar preguntándonos porqué hay que educar.

Porque recordemos que la escuela no solo es laica y gratuita sino también obligatoria. Y ojo, porque este es un aspecto que suelen pasar por alto aquellos que siempre ponen por delante la libertad de elegir. Y si hubiera libertad de elegir en este asunto, también se podría elegir no educar.

Ahora bien, justificar la enseñanza obligatoria, significa admitir la necesaria intervención del Estado, en lugar de dejar todo, (porqué no también la educación?), en manos del mercado, para que los padres puedan decidir no sólo dónde enviar a sus hijos a educarse, sino (idealmente) la necesidad misma de someter a sus vástagos
a un largo proceso que les insumirá prácticamente un cuarto de sus vidas.

De manera que, insisto, tal vez la pregunta que debiéramos empezar por contestar entonces, no es ¿qué educación queremos? sino que partir del principio significa contestar ¿cuál es el sentido de la educación?

Lo que una sociedad con una democracia social debiera pretender de la educación, es que ésta ayude a las personas a liberarse de la miseria. Porque uno de los ingredientes mas perversos de la miseria es la ignorancia.

Allí dónde hay ignorancia, dónde las personas crecen sin la capacidad de leer o escribir, dónde carecen de vocabulario para expresar sus ideas o reivindicaciones,dónde no se enseña a razonar (capacidad básica para comenzar a resolver problemas), se actúa irracionalmente, se entrega el propio destino a manos de magos, pastores, adivinos o curanderos, allí reina la miseria, no hay libertad.

Las democracias que tienen una preocupación social, pero muy especialmente los movimientos que aspiran a superar las desigualdades materiales de las sociedades, invirtieron grandes esfuerzos humanos y materiales en vencer la ignorancia, en luchar contra la miseria, para liberar y para construir a los ciudadanos, en cuya voluntad política debieran basar su legitimidad.

Es por eso que, lo quieran o no sus padres, los niños deben educarse, como forma de asegurarles su propia libertad.

Los hijos no son propiedad de los padres. Tampoco son objetos que tengan que someterse a cualquier tipo de caprichos de éstos, y la sociedad debe velar porque tampoco sufran los límites económicos o culturales de sus progenitores. Por eso el Estado debe favorecer principalmente la autonomía de los individuos frente a la autonomía de las familias, empeñada en condicionar o mutilar las posibilidades de conocimiento de los hijos. Con esto no quiero decir que las preferencias educativas de los padres deben ser rechazadas, sino que,justamente, el Estado debe tender a implementar el ideal de crear las "condiciones mínimas para el desarrollo de la
ciudadanía". Y si de reconocer la autonomía de los individuos y de favorecer su desarrollo se trata, los niños deben ir a la escuela para ponerse en contacto con el saber de su época, no para confirmar las creencias de sus padres.

Por supuesto que ello no significa que toda educación deba ser impartida en escuelas públicas estatales. Pero no nos engañemos, la enseñanza no es un bien mas de los que se ofrecen en el mercado. Sí así fuera, entonces sólo lograríamos cristalizar las desigualdades de origen: los pudientes contarían con buenas escuelas, con buenos profesores, en sus barrios residenciales, próximos a sus casas, y los pobres no tendrían mas derecho que a escuelas tan pobres como ellos mismos. O sea que los que mas instrucción necesitan, porque carecen de un estímulo adecuado en sus casas, se verían sometidos a la educación mas mediocre.

Si algo de esto ya estamos viviendo ahora, es sólo porque por la vía de los hechos, el Estado está siendo omiso en sus obligaciones y, por tanto, poniendo en peligro su propia viabilidad como institución democrática.

Ahora bien, todo ello ocurre no porque tengamos dudas o diferencias en cuanto a lo que significa tener una “buena educación”. Sino por no entender que para que el Estado sea capaz de cumplir el cometido que le asignamos, en cualquier caso se necesita administrar un sistema, recursos, humanos y materiales y, para ello, nadie debiera extrañarse que lo mejor sería contar con las más modernas técnicas de gestión que permitan asegurar calidad y excelencia, ya sea tanto en el desempeño de la tarea educativa como en sus resultados".

Saludos:

Ruben,

"Objetivos de la instrucción pública"
"Ofrecer a todos los individuos de la especie humana los medios de proveer a sus necesidades, de asegurar su bienestar, de conocer y ejercer sus derechos, de entender y cumplir sus deberes: asegurar a cada uno de ellos la facilidad de perfeccionar su industria, de capacitarse para las funciones sociales a las cuales tiene derecho a ser llamado, de desarrollar en toda su extensión los talentos que ha recibido de la naturaleza, y de este modo establecer entre los ciudadanos una igualdad de hecho, y hacer real la igualdad política reconocida por la ley, tal como debe ser el primer objetivo de una instrucción nacional y, desde este punto de vista, constituye para el poder público un deber de justicia."

Condorcet
Informe y proyecto de decreto sobre
la organización general de la instrucción pública, 1792.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me hizo reflexionar este planteo sobre el objetivo de la educación. Sin entrar en profundidades filosóficas, creo que la educación debe aportar los conocimientos que le permitan a la persona buscar y alcanzar lo que nació anhelando: ser feliz. Me parece también que los estudiantes tenemos el derecho de exigir a nuestros maestros y profesores, que estén concientes de su tarea y responsabilidad. Los mecanismos de control de la calidad y profesionalidad de los educadores también tienen la responsabilidad en esa exigencia. Asombra ver profesores liceales que se "nivelan" hacia abajo con los alumnos y no dan una nota de cultura, de respeto, llegando a usar términos ofensivos (comunes pero no normales), formas de hablar y de relacionarse inapropiadas, etc. Por supuesto que sin dejar de comprender que son seres humanos quisiera exigirles que estén a la altura de la responsabilidad que tienen.